Desde siempre los cuentos eróticos perturban y aterran más que los cuentos de terror porque revelan que los auténticos monstruos son internos.
El verdadero actor debe complacerse a sí mismo.
La mejor manera de avivar la inteligencia de una persona es sacudir las convenciones que dominan su mente.
La incertidumbre está hecha de la misma tela del universo.
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