martes, 25 de enero de 2011

Falsario

Tengo al lado mío un libro de Anaís Nin. Ella llevó un diario toda su vida. Ese diario habrá sido como un hijo para ella. Me apenaría mostrarle el cuaderno de notas que llevo. La mayoría de lo que he escrito es ilegible. Mi pulso sísmico los hace ver como garabatos. Quisiera tener la misma vocación que Anaís Nin. La misma disciplina de apuntar lo que me sucede cada día. Pero todo lo que tengo que hacer en la semana me rebasa y no puedo. Aunque tampoco tengo una vida interesante. Más bien me convertí en apático, indeciso, huraño. Soy un solitario que vive en el mundo de su propia mente. Anaís se carteaba con escritores, pintores, psicoanalistas; hacía el amor con ellos, platicaba, o hacía las dos cosas al mismo tiempo. Yo estoy enojado con la vida.

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