Antes pensaba, que si el mundo hubiese sido creado por Dios, éste había cambiado su lugar con Satanás por algún tiempo, para que la batalla entre ambos tuviese un matiz más interesante. Ahora pienso distinto. El mundo de seguro fue diseñado por El Señor de las Tinieblas para que sus hijos disfrutaran de todos los placeres. Pero Dios, al ver cómo Satanás era adorado por sus hijos, se propuso quitarlo de en medio. Sembrando rumores y milagros; haciendo hablar con su voz a ciertos hombres como si fueran marionetas, y que otros hombres llamaron mejor: profetas; y finalmente, creando a Cristo, hijo de madre de carne, para diseminar la esperanza de un mundo espiritual, lejos de este festín de emociones y dudas. Más tarde el pecado, los usos y costumbres, la moral, finalmente afinaron los barrotes de la jaula en donde nos encontramos. Últimamente, hasta la psicología se a puesto del lado de Dios. Satanás sigue desterrado en las sombras, pero no nos ha abandonado. Por eso inventó la imaginación, que puebla la mente del hombre en cuanto se aburre de su realidad y quiere disfrutar de sus más íntimos deseos.
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