Mientras un barco mata el atardecer
en las Galápagos
nosotros
buscamos en la arena
Deambulamos por las calles
de esta ciudad desierta
el cristal de las rocas vuelve polvo nuestros pasos
círculos
transfiguraciones
rostros desvanecidos
como un espejo roto
espiral de fuego enmedio de un surtidor de
tempestades
Vivimos en el ojo de un huracán severo
caminamos con paso descansado
y al voltear de la esquina
encontramos el verdadero rostro de la muerte
espejo
locura de luces y silencio
rostro callado del verdadero hombre
luz y sombra
Pronto, tal vez,
tendidos en el patio de un manicomio lúcido
nos veremos ahí
rastro sin rostro
rostro sin rastro
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