viernes, 10 de junio de 2011

EL GRAN OCIO de Carmen Violeta Avendaño Subercaseaux

Las estrellas se acercan a tomar asiento,
no antes de que el viento haya barrido la cúpula
La cúpula de cristal donde se sientan a mirarnos.

Son los ojos esparcidos de la gran mosca creadora
- la gran mosca que explotó en millonarias
descendencias
y que ahora nos miran sin ningún pensamiento
libres ya de la unidad de que formaron parte.

En realidad, nos miran como quien reposa,
como a veces miramos, reposando
en lo que vemos.

Las estrellas reposan en mis ojos,
dependen,
de este yo insignificante que contempla la noche.

Me pregunto si los gatos contemplarán las estrellas.
Me pregunto si las estrellas contemplarán a los gatos.

Quizás los gatos y las estrellas sean lo mismo.
Quizás sean primos o dioses
o criaturas inertes de una empolvada enciclopedia.

Separadas por índice alfabético:
el gato en la G y la estrella en la E;
o por el índice de materias:
el gato en la fauna doméstica
y la estrella en la materia indomable.

Los gatos, en realidad, no acaban por domesticarse.
Siguen su propio curso
conectados al Gran Ocio,
la gran mosca engendradora de la contemplación.

Quizás las miren de reojo.
Quizás las estrellas miren de reojo a los gatos.

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