viernes, 26 de agosto de 2011

Hitler, el cerdo

Una de las anécdotas que más circula actualmente en los Estados Unidos acerca de Hitler y sus secuaces, es la que refiere un viaje que el Füehrer realizaba de Berlín a Munich, en automóvil y en el cual iba acompañado solamente por Goebbels, quien llevaba el volante.
  Dice la historia que ambos viajeros acertaron a pasar cerca de una finca donde la torpeza de Goebbels al manejar acarreó la muerte a un cerdo que dormitaba al borde del camino.
  -¡Santo cielo, -dice Hitler-, mira lo que has hecho!... Tienes que entrar a la finca, buscar a los propietarios y excusarte por haber matado a su puerco... Debemos congraciarnos con el pueblo...
  Goebbels obedeció y pasados algunos momentos, regresó al vehículo cargado de una cesta en la que se veía toda una provisión de salchichas, fruta y hasta una botella de cerveza...
  -Mire, excelencia -dijo Goebbels asombrado, extendiendo la cesta- , mire lo que me han regalado estas buenas gentes.
  -Qué extraño, -dijo Hitler-, ¿pues qué les has dicho?...
  -Sólo dije: "Heil Hitler, el cerdo ha muerto"... Y me regalaron todo esto, locos de alegría...

Anécdota humorística tomada de la revista Saber, "LA ESENCIA DEL PENSAMIENTO UNIVERSAL EN CADA NÚMERO", publicada en Diciembre de 1944, cuando esta breve historia podía hacer el efecto propagandístico esperado. Fuera de esto, cambiando los nombres, puede aplicarse a cualquier dictador.

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