PAN Y CARRILLOS DE BUEY
Estoy dudando sobre la conveniencia de disponer la rebanada de carrillo de buey entre dos pedazos de pan y no al revés. De esta forma crearía un plato como no se ha visto nunca en la mesa de mi señor Ludovico. En verdad, se podría disponer toda suerte de cosas entre los panes: ubres, testículos, hígados, orejas, rabos y otras por el estilo. Y al no poder ver los comensales el contenido, éste resultará una verdadera sorpresa cuando lo ataquen con sus cuchillos.
¿Cómo podría llamar a tal plato? Pan con sorpresa.
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