miércoles, 31 de agosto de 2011

ESCRIBIR de Adolfo Bioy Cásares

Cuando yo era muy joven, un viejo escritor me explicaba: "Escribir lo que no has de publicar no es escribir. Escribir borradores no es escribir. Corregir no es escribir."

Tomado de La invención y la trama, prólogo de Jorge Luis Borges, Fondo de Cultura Económica 1988.

Historias del Dodo por: Malcolm de Chazal

" Para convertirse en el invitado de honor en un salón, basta con poner cara de dueño de la casa. "

Propiedad ajena: Joseph Conrad, escritor 1857-1924

" Toda obra literaria que aspira, por humildemente que sea, a elevarse a la altura del arte debe justificar su existencia a cada línea. "

martes, 30 de agosto de 2011

EL REY DE LA SELVA de Nemo (pseudónimo de Jorge Luis Borges, publicado en 1912)

  En lo más espeso del bosque donde los frondosos árboles extendían sus ramas y los altos bambúes crecían, corría un arroyuelo de límpidas aguas. Aunque el sitio era apacible y fresco, ningún animal se aventuraba ahí, sabían que tras el ramaje estaba la caverna del gran tigre, del Rey de la Selva, del tiránico señor de los bosques.

  El enorme tigre se alzó pausadamente y abriéndose paso, entre el ramaje que obstruía la entrada de su cueva se internó en el bosque. Al cabo de una hora se encontró frente a un gran claro rodeado de pinos en cuyo centro había una laguna. El Rey de la Selva se agazapó tras un árbol, era media noche y esperaba que algún animal viniese a saciar su sed. Pasó un rato... de pronto en medio del silencio de la noche oyó un rugido y vió una larga pantera negra que se acercaba.
  Se miraron... un nubarrón obscureció la luna, y durante diez terribles segundos sólo se oyeron los gruñidos y el jadeo de la lucha. Pronto se disipó el nubarrón y la luna iluminó una espantosa escena. La pantera yacía al borde de la laguna, los crueles ojos abiertos todavía y agitando su larga cola como una víbora. Con una garra sobre su pecho y la otra levantada para ultimar la pantera, estaba el tigre, excitado hasta el frenesí por el olor a sangre... y ocurrió una cosa extraña, nunca vista... del negro ramaje partió algo brillante, una flecha, la primera que al hundirse en un tronco de árbol paralizó a la fiera con la sorpresa de lo inesperado... El Rey de la Selva olfateó a su alrededor, agachó la pesada cabeza y volvió lentamente a su guarida, penetró en el rincón más obscuro y pronto estuvo profundamente dormido... Amanecía, los rayos del sol penetraron oblicuamente en la cueva del Rey de la Selva; éste oyó de pronto ruido fuera... ¿Quién era el audaz que se aventuraba en su dominios?... Se irguió pesadamente e iba a saltar cuando por segunda vez una larga flecha relampagueó ante sus ojos y vino a enterrarse en su rayado pelaje! El tigre lanzó un fuerte rugido y vió en la entrada de la caverna la silueta extraña de su adversario. Era un ser débil, pequeño, envuelto en una sangrienta piel negra-un hombre!
  El Rey de la Selva se agazapó, fijó su feroz mirada en el intruso, reunió sus fuerzas, y saltó. Diez pasos separaban a los adversarios, otra flecha se hundió en el ancho pecho del Rey de la Selva, quien lanzó un terrible rugido: el rugido de la fiera vencida. Y cayó... sangriento cadáver, a los pies del hombre...

Relato tomado del libro En Voz de Borges de Waldermar Verdugo-Fuentes, publicado en Editorial Offset en 1986.

viernes, 26 de agosto de 2011

Hitler, el cerdo

Una de las anécdotas que más circula actualmente en los Estados Unidos acerca de Hitler y sus secuaces, es la que refiere un viaje que el Füehrer realizaba de Berlín a Munich, en automóvil y en el cual iba acompañado solamente por Goebbels, quien llevaba el volante.
  Dice la historia que ambos viajeros acertaron a pasar cerca de una finca donde la torpeza de Goebbels al manejar acarreó la muerte a un cerdo que dormitaba al borde del camino.
  -¡Santo cielo, -dice Hitler-, mira lo que has hecho!... Tienes que entrar a la finca, buscar a los propietarios y excusarte por haber matado a su puerco... Debemos congraciarnos con el pueblo...
  Goebbels obedeció y pasados algunos momentos, regresó al vehículo cargado de una cesta en la que se veía toda una provisión de salchichas, fruta y hasta una botella de cerveza...
  -Mire, excelencia -dijo Goebbels asombrado, extendiendo la cesta- , mire lo que me han regalado estas buenas gentes.
  -Qué extraño, -dijo Hitler-, ¿pues qué les has dicho?...
  -Sólo dije: "Heil Hitler, el cerdo ha muerto"... Y me regalaron todo esto, locos de alegría...

Anécdota humorística tomada de la revista Saber, "LA ESENCIA DEL PENSAMIENTO UNIVERSAL EN CADA NÚMERO", publicada en Diciembre de 1944, cuando esta breve historia podía hacer el efecto propagandístico esperado. Fuera de esto, cambiando los nombres, puede aplicarse a cualquier dictador.

domingo, 21 de agosto de 2011

Las Notas e Inventos de Buena Mesa de: Leonardo Da Vinci

PAN Y CARRILLOS DE BUEY

Estoy dudando sobre la conveniencia de disponer la rebanada de carrillo de buey entre dos pedazos de pan y no al revés. De esta forma crearía un plato como no se ha visto nunca en la mesa de mi señor Ludovico. En verdad, se podría disponer toda suerte de cosas entre los panes: ubres, testículos, hígados, orejas, rabos y otras por el estilo. Y al no poder ver los comensales el contenido, éste resultará una verdadera sorpresa cuando lo ataquen con sus cuchillos.
  ¿Cómo podría llamar a tal plato? Pan con sorpresa.



 

sábado, 20 de agosto de 2011

miércoles, 17 de agosto de 2011

13 ESCENAS DE TERROR por: Joshua Hoffine

LOS POBRES EN LA ESTACIÓN DE AUTOBUSES de Lédo Ivo

Los pobres viajan. En la estación de autobuses
levantan los pescuezos como gansos para mirar
los letreros del autobús. Sus miradas
son de quien teme perder alguna cosa:
la maleta que guarda un radio de pilas y una chaqueta
que tiene color del frío en un día sin sueños,
el sandwich de mortadela en el fondo de la mochila,
y el sol del suburbio y polvo más allá de los viaductos.
Entre el rumor de los alto-parlantes y el traqueteo de los autobuses
temen perder su propio viaje
escondido en la neblina de los horarios.
Los que dormitan en las bancas despiertan asustados,
aunque las pesadillas sean un privilegio
de los que abastecen los oidos y el tedio de los psicoanalistas
en consultorios asépticos como el algodón que tapa la nariz
  de los muertos.
En las filas los pobres asumen un aire grave
que une temor, impaciencia y sumisión.
¡Qué grotescos son los pobres! ¡Y cómo molestan sus olores aun a la distancia!
No tienen la noción de lo conveniente, no saben portarse en público.
El dedo sucio de nicotina restriega el ojo irritado
que del sueño retuvo apenas la legaña.
Del seno caído e hinchado un hilillo de leche
escurre hacia la pequeña boca habituada al lloriqueo.
En los andenes van y vienen, saltan y aseguran maletas y paquetes,
hacen preguntas impertinentes en las ventanillas, susurran
  palabras misteriosas
y contemplan las portadas de las revistas con aire espantado
de quin no sabe el camino del salón de la vida.
¿Por qué ese ir y venir? ¿Y esas ropas extravagantes,
esos amarillos de aceite de dendé que lastiman la vista delicada
del viajero obligado a soportar tantos olores incómodos,
y esos rojos chillantes de feria y parque de diversiones?
Los pobres no saben viajar ni saben vestirse.
Tampoco saben vivir: notiene noción del confort
aunque algunos de ellos tengan hasta televisión.
Verdaderamente los pobres no saben ni morir.
(Tienen casi siempre una muerte fea y de mal gusto)
Y en cualquier lugar del mundo molestan,
viajeros inoportunos que ocupan nuestros lugares
aun cuando vayamos sentados y ellos viajen de pie.

lunes, 15 de agosto de 2011

domingo, 7 de agosto de 2011

Las Notas e Inventos de Buena Mesa de: Leonardo Da Vinci

DE LOS MODALES EN LA MESA DE MI SEÑOR LUDOVICO Y SUS INVITADOS

La costumbre de mi señor Ludovico de amarrar conejos adornados con cintas a las sillas de los convidados a su mesa, de manera que puedan limpiarse las manos impregnadas de grasa sobre los lomos de las bestias, se me antoja impropia del tiempo y la época en que vivimos. Además, cuando se recogen las bestias tras el banquete y se llevan al lavadero, su hedor impregna las demás ropas con las que se los lava.
  Tampoco apruebo la costumbre de mi señor de limpiar su cuchillo en los faldones de sus vecinos de mesa. ¿Por qué no puede, como las demás personas de su corte, limpiarlo en el mantel con ese propósito?


  

Propiedad ajena: Novalis ( Friedrich Von Hardenberg ) poeta 1772-1801

" El poeta ordena, reúne, escoge, inventa y a él mismo se le escapa por qué lo hace, exactamente, de ésta y no de otra manera. "

sábado, 6 de agosto de 2011

LA RESPUESTA de Frederic Brown

Dwar Ev soldó solemnemente la última conexión. Con oro. Los objetivos de una docena de cámaras de televisión lo estaban observando, y el sub-éter se encargó de llevar por todo el Universo una docena de imágenes diferentes del acontecimiento.

  Se concentró, hizo un gesto con la cabeza a Dwar Reyn, y se colocó enseguida junto al botón que establecería el contacto. El conmutador pondría en relación, de un solo golpe, todas las supermáquinas de todos los planetas habitados del Universo ( 96 billones de planetas ), en un supercircuito que los transformaría en gigantesco supercalculador, gigantesco monstruo cibernético que reuniría el saber de todas las galaxias. Dwar Reyn habló unos instantes a los trillones de seres que lo observaban y lo escuchaban. y, tras un breve silencio, anunció.
  -Y ahora con ustedes, Dwar Ev.
  Dwar Ev giró el conmutador. Se oyó un potente ronroneo, el de las ondas que salían hacia 96 billones de planetas. Se prendieron y apagaron las luces en los dos kilómetros que componían el tablero de control.
  Dwar Ev dio un paso hacia atrás, respirando profundamente: Es a usted que corresponde hacer la primera pregunta, Dwar Reyn.
  -Gracias-dijo Dwar Reyn- , haré una pregunta que nunca pudo ser contestada por las máquinas cibernéticas sencillas.
   Se volvió hacia la máquina.
  -¿Existe un Dios?
  La voz poderosa contestó sin titubeos, sin el menor temblor.
  -Sí, ahora existe un Dios.

Este breve, pero escalofriante texto pertenece a El Libro de la Imaginación del extraordinario cuentista y director de la extinta revista (de culto) El Cuento, Edmundo Valadés.

viernes, 5 de agosto de 2011

Historias del Dodo por: Malcolm de Chazal

" Las mujeres son valerosas de corazón y cobardes de espíritu. La misma que se hará matar por un hombre traicionará una doctrina como quien bebe un vaso de agua. "

martes, 2 de agosto de 2011