domingo, 11 de septiembre de 2011

HISTORIA DIGNA DE RECUERDO DEL HISTRÓN POLO de Aulo Gelio

  Había en Grecia un histrión famoso, llamado Polo, que sobrepujaba a todos los de su condición por la belleza de su voz y la perfección de su mímica. Todos admiraban el arte profundo y el natural aplomo con que representaba las tragedias de los poetas más ilustres. Este Polo tenía un hijo a quien amaba tiernamente, que la muerte le arrebató. Cuando creyó haber llorado bastante aquella aquella pérdida cruel, volvió a sus trabajos de actor. Encargado, para su vuelta al teatro, de representar la Electra de Sófocles, debía presentarse con la urna que se supone encerrar las cenizas de Orestes; porque en esta tragedia hay una escena en que Electra, creyendo que han dado muerte a su hermano, y no dudando que tiene sus restos entre los brazos, se abandona a los arrebatos de profundo dolor. Revestido Polo con las lúgubres ropas de Electra, avanzó en el teatro con la urna de su propio hijo, que había sacado de la tumba para hacerla figurar como la de Orestes; después, estrechándola contra su corazón, hizo resonar el teatro, no con gritos de fingido llanto, sino con gemidos verdaderos y lamentos que partían el corazón. De esta manera, mientras parecía que desempeñaba un papel de actor hábil, no hacía otra cosa que entregarse a su dolor de padre.

Tomado de Noches Áticas de Aulio Gelio, selección y prólogo de José María de Cossío; traducción del latín de Francisco Navarro y Calvo; editado por Colección Austral,  Buenos Aires, Argentina, 1952.

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