viernes, 22 de octubre de 2010

Resolviendo dudas

Soy escritor. Lo sé desde hace mucho tiempo. Todavía no resuelvo de qué voy a escribir. Tengo ideas, pero ninguna aterrizada. De lo que no tengo dudas es que pertenezco a la rara especie de personas a las que les gusta la literatura, y sobre todo, ser leídos de alguna manera.



La vida nunca está resuelta. Por lo menos no de la manera que te dé tres minutos de esquina para aclarar tus ideas. Pero no es verdad para la escritura. De pronto hay historias que te atrapan dentro de un sueño, y en medio de la madrugada hacen que te levantes para registrarla en papel y lápiz. A mí me sucedía eso. Hasta que un día algo sucedió. El caudal se terminó. Dejó de surtirme. Se secó, digamos.



Pasaron muchas cosas para llegar a ese punto. No las diré para evitar que la factura que se me cobre sea más grande. Lo único que tendría que agregar a mi favor es que he sido responsable de todas las faltas que realicé de propia mano. De las que dicen, de las que inventan, no.



Hice intentos por salir de esta apatía infernal. Los escribí hace mucho. De algunos me sentí, y me hacen sentir orgulloso cada vez que los leo. Significan esfuerzos meritorios que me sacan una sonrisa de vez en cuando. Recomponen algo de mi ego reventado en el delirio cotidiano.



Pero así como digo que soy escritor, también admito que soy un hombre inseguro. Ver que otras personas tienen tal facilidad para las letras me hace sentir dudas de mí mismo. Dudas, inseguridades, temor a lo que otros digan, todo eso gira en dentro de mi cabeza. Lo cierto es que no puedo permitirme esa carga ya.

Decidí aprovechar el tiempo para lo único que realmente me importa: la escritura. Quiero ponerme a prueba escribiendo lo que me dé lo gana y siendo completamente autocomplaciente. Resolví que ya que no hay suficiente literatura que sea de mi total agrado, voy a redactarla yo.


Al fin de cuentas, tengo este espacio y deseo sacarle el mayor provecho.

2 comentarios:

Soy Robot dijo...

Así es, muchos tienen miedo de llamarse autocomplacientes, no hay nada que temer. Vivimos un día a día llego de restricciones. Que no nos alcance en la literatura. Y sí, si no te llena lo que hay escrito, ahí estás las propias manos para resolver tal asunto.

Creo que la película se llamaba Wonder Boys, y en una escena le dije el personaje de Michael Douglas a uno de sus estudiantes algo así como: "la mayoría de la gente no piensa, James, y cuando lo hace no es en literatura". Es una exageración, lo sé, pero no podemos dejar que otros nos amarren las manos. Si está bien o mal, quién es quién para decidir en semejante galaxia de letras, en donde todo es subjetivo. Sentarse y escribir es lo que nos queda, a veces ni eso y hay que hacerlo parados.

Un abrazo, JC.

Konrad dijo...

Thanks master J:

Excelente reflexión. De los pocos que pueden hacer una meditación tan honda.

Conocía la película pero no la había visto. A lo más que llegué fué haber visto el video de Bob Dylan.

Apuesto a la literatura (a la mía) porque nunca tuve otra opción.

Apuesto a la autocomplacencia para evitar aturdirme en el vacío.